miércoles, 18 de noviembre de 2009

Señores y señoritas:

Yo creo que ellas están errando al pensar y hablar sobre mí
así, creo que están aún más equivocadas en hacerlo a mis es-
paldas, pero el mayor yerro de todo, es que yo les de impor-
tancia. Y no es que se las de, pero sería un error tremendo
pensar que cada cosa que dicen de mí importa mucho, porque
si no son capaces de enfrentarme y decirme lo que piensan
cuando tengan la oportunidad tengo que tener claro que este
pensamiento no tiene valor.

Sí, cada pensamiento, acción o palabra adquiere valor al ser
expuesta limpiamente cara a cara, con respeto y sin segundas
inteciones de destrucción, ¿O a caso es mucho pedir, señoritas?
Ya que, por lo que creo, ustedes son igual de inteligentes que
cualquiera, pero poseen una característica que ensucia todo su
intelecto no comprobado de existencia, y esto es, lo vacío que
están sus almas, lo poco que parecen mejorar con el tiempo y
la maldad con la que a veces se les ve actuar.

No estoy pidiendo que sean ejemplos de cortesía, bondad, ni mu-
cho menos, simplemente me gustaría verlas luchar para ser cada
día mejor, ser más respetuosas, y ser capaces de poder ponerse
al frente mío diciendo todas las críticas existentes, todas las mo-
lestias, porque no se trata de que ustedes sean mejor para que
sean felices, realmente eso les influirá, pero, siendo honesta, no
me interesa en lo absoluto, sólo quiero que le hagan un bien al
resto, y que no vayan envenenando el mundo, porque hay mucha
más gente encargándose de eso, demaciada diría yo.

Atte. Kurai Kissa.

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