jueves, 4 de febrero de 2010

Te quiero, te sigo, no puedo.

Yo seguía con mis ojos vendados
Con mis ojos vendados siguiendo tu aroma...
No podrás regresar tus pasos dados
Ni decir que tus verdades son simples bromas
Porque realmente tuviste mi corazón acorralado
hasta que mi respiración entró en coma.

Pero yo seguía de pie frente a tu andar.
Y desnuda a tu tonelada de mentiras
Te seguía desde tu dormir hasta tu despertar
fijándome en cómo hablas y cómo miras
Hasta dejando a veces de respirar
Porque sólo con tu existir me liquidas.

Un sin fin de estupideces dije en tu presencia
Hasta hubo espacio para mentiras torpes y nerviosas
Pero es que no podía manejar la insolencia
Del latir de mi corazón y de mi actitud ansiosa
Ni de que mis palabras tuvieran coherencia
Menos de que mi risa de nervios fuera contagiosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario